Por la madrugada, justo antes de disponernos al cuidado y el devenir del día,
miramos una vez más aquel afuera, con el anhelo quizá de encontrar algún movimiento…
La espera de un paraguas, envueltos en el vaho del penetrante frío,
que dejaba tras de sí un marco para los ojos viajeros.
Pues ahora solo a través de ellos transitamos entre historias
mientras se está confinado en el hogar.
Mi madre aprovecha para tejer, su meta es hilar
un mantel infinito de pequeños módulos.
Envuelta en hilo; es el tiempo de mamá.
Otto nos acompaña a todos durante el día,
acompaña a mi hermana; ellos se buscan, se encuentran, se juntan,
se aman. Ella es feliz, nosotros compartimos su amor.