La propuesta nace a partir de la reflexión en torno al habitar en el lugar, en la precordillera de la región del Maule, que posee un clima mediterráneo con una mayor ocupación en verano. Aquí yace un lugar boscoso que se abre en un claro que se abalcona hacia el río Achibueno. Se plantea la necesidad de buscar el contacto directo con el contexto, la exposición al paisaje por sobre la protección del entorno. Ante esto se propone una gran plataforma que transiciona de la contención a la exposición. Al proyecto se accede desde la vegetación y las rocas por un portal rectangular, bajo cuya cubierta yace suspendido un cuerpo hermético que alberga el acto de dormir e ir al baño al cual se sube por una escalera plegable. el volúmen se desarrolla en una curva en planta para tener una vista panorámica abalconada sobre el acantilado, y su recorrido es acompañado por una seguidilla de marcos que van desde lo rectangular a lo triangular y de la contención a la exposición por medio de una cubierta que se adelgaza y una envolvente de algodón plegable que permite esconder o exponer el interior, rematando en un acantilado a orillas del río, donde se dispone una fuente para bañarse, dialogando con la vista hacia el horizonte más lejano por donde nace el río enmarcado por un triángulo. La plataforma es salpicada por un mobiliario modular capaz de generar asientos, estantes y mesas. Bajo el suelo y entre la estructura, yace un transformador de corriente hidráulica que se conecta a una turbina ubicada en el río, unas baterías que alimentan el lugar, y una bomba que abastece de agua. El resultado es un gran sendero que genera un espacio ambiguo y adaptable, un portal entre el habitante y el paisaje.