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Redacción: Felicitas Guerrero

Felicitas Guerrero,  la historia a 150 años de su femicidio.
El femicidio de una mujer única en su época.
    La tarde del 29 de enero de 1872 Felicitas Guerrero recibió un disparo por la espalda en su quinta de Barracas en vísperas del compromiso con el que se convertiría en su segundo marido. El femicida era Enrique Ocampo, un hombre de la élite local obsesionado con la jóven y quién fue protegido por toda la burguesía mediática hasta hace pocos años atrás.
   Esta es una historia con un final popularmente conocido, Felicitas Guerrero es tristemente célebre por su desafortunado destino y por las leyendas urbanas que se relatan en los barrios porteños, pero al sumergirse en su historia, se aprecia que fue mucho más que una joven bonita y que se destacó como pionera en el regenteo de tierras, en la ganadería y en su actuar socialmente revolucionario.
   Felicitas pertenecía a una familia adinerada de Argentina, por sus venas corría sangre de los Montes de Oca y los Guerrero. A sus 18 años, fue entregada por su padre a Martín de Álzaga, quien tenía 50 años y poseía una vasta cantidad de tierras en la actual Provincia de Buenos Aires. La pareja se casó el 2 de junio de 1864. Sobre este matrimonio, la profesora Ana María Cabrera, biógrafa de Felicitas, comenta que perduran algunas cartas en las que se puede apreciar que, a pesar de ser un matrimonio arreglado, entre ellos no sólo existía amor, sino también negocios.
   La vida de Felicitas estuvo signada por la tragedia. Su primer hijo, Félix, murió durante la epidemia de fiebre amarilla, el 1 de marzo de 1870 muere su marido, Martín de Álzaga y un día después muere su segundo hijo al nacer.
   La sociedad se sorprendió al conocer que Felicitas fue la única heredera de los bienes de su marido. Era la primera vez que una mujer heredaba tierras y era designada regenteadora. Ella misma sería quien se encargaría de trabajar y tomar las decisiones de las 70.000 hectáreas de campo. Lejos de acobardarse, Felicitas se hizo cargo del trabajo y designó a su hermano y a su padre como ayudantes.

Felicitas y su relación con el campo Argentino.
   Fue muy difícil de entender para la opinión pública como una mujer de 24 años en el 1870 podía ser pionera en la ganadería, por lo tanto su historia se adulteró y se señaló a su padre y a su hermano como verdaderos visionarios ganaderos. La profesora Ana María Cabrera, relató que en su investigación descubrió que fue la propia Felicitas quien, mediante cartas, dirigió las acciones a llevar adelante en sus campos. Uno de los hitos más destacados fue la introducción del ganado Aberdeen Angus proveniente de Escocia y la construcción de puentes para poder cruzar el río Salado y agilizar las diligencias. Sus campos se extendían desde la actual zona de Chascomús hasta Pinamar. 

La primera feminista y el primer femicidio Argentino.
   Felicitas era una joven con mucho dinero en su poder, campos y viuda. Esto la convirtió en una mujer muy cortejada por los hombres de la época. El periodista y escritor Diego Sigioto, relata que un hombre llamado Enrique Ocampo, con quien Felicitas tenía una simple relación de amistad, intentó acercarse a ella con intenciones románticas, pero finalmente fue rechazado. La profesora Ana María Cabrera escribe en su libro que Enrique Ocampo solía utilizar frases de mal gusto o intentaba rozar el cuerpo de la joven provocando rechazo pero sobre todo miedo.
   Una lluviosa noche de noviembre Felicitas se dirigía con amigos hacia la estancia “La Postrera” cercana a la zona de Chascomús, cuando una feroz tormenta los sorprendió en el camino. Se encontraban perdidos y asustados, cuando desde la oscuridad apareció un jinete que les brindó ayuda. Se trataba de Samuel Sáenz Valiente, un joven estanciero. Esa misma noche nació el amor entre Felicitas y Samuel.
   Felicitas derribó los mandatos de la época al comunicarle a su familia que volvería a casarse con un joven al que ella misma había elegido. Lo esperable para una joven viuda de la aristocracia, era que su padre arreglara un nuevo matrimonio, pero en este caso aceptaron la decisión y el compromiso de Felicitas y Samuel se llevaría a cabo el 29 de enero de 1872 en la quinta de Barracas.
   En la calurosa tarde del 29 de enero Felicitas se encontraba arreglándose con su vestido de seda blanco con flecos y perlas cuando le dieron el aviso de que Enrique Ocampo se encontraba en la glorieta y requería verla. Sus hermanos y primos le imploraron que no lo vea, pero ella, para escucharlo fue a su encuentro. 

Daniel Balmaceda describe en su libro el preciso momento en que se encontraron cara a cara Felicitas y Ocampo, - ¡Te casas conmigo o con Samuel? - le preguntó Enrique, - Me caso con Samuel porque lo amo - le respondió Felicitas. En ese instante se escuchó la frase más espeluznante : - ¡O te casas conmigo o no te casas con nadie! - gritó Enrique y disparó su revólver directo a Felicitas. 
   Los periódicos de la época comunicaron que Ocampo se había suicidado al tomar conciencia de lo que había hecho, pero la familia Guerrero contó, muchos años después, que el primo de Felicitas, Cristian De María, había asesinado a Enrique vengando a su prima mientras agonizaba en el suelo.

“Deploramos el fin trágico de esa distinguida y virtuosa señora, víctima del furor de un hombre enamorado. Pero nos alegraríamos que las niñas sacaran de ese hecho aislado, una lección provechosa”. Este fragmento se escribió en el diario La Nación el día siguiente al femicidio de Felicitas.
   Felicitas seguramente no fue la primera feminista ni tampoco víctima del primer femicidio, pero sí fue la primera muerte en la que se intentó exculpar al femicida de manera pública y sostenída por años, adulterando la historia de una mujer a la quisieron hacer pasar por sólo una cara bonita o como la mujer más hermosa de la república.
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