En esta obra quisimos resaltar en su máxima expresión la vanguardia a la que alude, destacando por sobre todo su cromatismo. Cada color sostiene, empuja, acentúa a los demás, cada uno de ellos ha alcanzado el límite de su gama, y encaja con los otros al límite de su valor.

Se buscó que la fotografía deje de ser fotografía, jugando con esta oposición figura-fondo va creando una figuratividad reducida, saltos dimensionales entre zona y zona, cada una de ellas, planas luminosas y expandidas.

 Dejamos de lado los contornos definidos de las figuras, todos coordinados en considerables ritmos circulares, tratando de generar la menor profundidad posible, garantizando la circulación, irrigando colores por todo el espacio.

“Concibiendo el arte como impulso vital, el motivo seguía siendo identificable, aunque su cromatismo adquiría un significado propio: ni mas ni menos que el que le atribuye el sujeto creador al independizarlo del referente que alude”

Este fue un movimiento que surgió en simultáneo con el fauves, de características similares, pero se diferencian en que este tiene una actitud un poco más agresiva. Los expresionistas despreciaban las elegancias y afrontaban en cambio las pobres trazas de sobrevivientes de la figuración con una rabia salvaje, desarticulándolas, desplegándolas; se complacían inclusive en manifestar torpezas e ignorancias.

 En esta obra lo que quisimos captar fue, como el nombre de la vanguardia lo dice, la expresión. Exageramos cada rasgo con movimientos angulosos y quebrados, sugiriendo como un gesto de chillido, de bronca.

Representamos una escena poseída por cargas metapsíquicas que emanan de la presencia del protagonista humano; una incontenible energía endógena desquicia los trazos gráficos y te lleva a circular y enredarte a lo largo de toda la imagen.

Este movimiento quería llevar al máximo la expresión abrtracta, se trataba de seleccionar y reducir, generar una obra de descarnación de simplificación. Era necesario cambiar de ruta, no encarnizarse en la naturaleza, sino decidirse a reemplazarla, poniendo en su puesto creaciones plásticas autónomas salidas directamente de las facultades lógicas, psíquicas, perceptivas del hombre.

Si bien en su mayoría los cubistas buscaban ser lo menos figurativos posibles, lo seguían siendo. Lo que cuenta es la dirección que asume el acto artístico, el hecho de que este quiera apoyarse sobre su propia legalidad, y no aceptar nada del mundo exterior, más bien pretende fundarlo de nuevo, reconstruirlo con esquemas autónomos no tributarios de la naturaleza.

Nosotros quisimos representar en esta imagen que partimos de la naturaleza, pero desde otra mirada, desde un ángulo recto, más geométrico, con simplificaciones de las formas y contornos difuminados.

“Declaramos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza: la belleza de la velocidad” F.T. Marinetti

Este movimiento tenía una obsesión con la velocidad y los efectos que ella producía, como se veía. Rechazaban todas las formalidades y estructuras impuestas hasta el momento. Ofrecían una exposición de las conquistas técnicas de su época. Quería que el cambio estructural que estaban sufriendo en la ciencia y la técnica, en la economía y la política, se viera reflejado también en sus pinturas, se empeñaron en representar este cambio con medios ilustrativos.

En esta obra se hizo hincapié en el movimiento y la dirección de los objetos, se quiso reflejar el potencial energético. Trabajamos paralelamente en ordenaciones de luz y color, que varían con la estela de movimiento que dejan las figuras.

Los dadaístas se entregaron por completo a lo irracional y azaroso, a lo espontáneo y absurdo. Estos artistas tenían la meta de destruir las escalas de valores burguesas tanto en el arte como en la sociedad, mediante los recursos de la ironía, la provocación y la burla.

Esta obra fluyó a partir del azar, de ir combinando luces y texturas a la imagen hasta que logramos esta unión de lámpara cabeza que nos pareció interesante a modo representativo de este movimiento artístico.

Al igual que el futurismo y el dadaísmo, el surrealismo tiene una ideología propia, esta consistía en que racionalismo de la cultura occidental apenas hacía justicia a la amplitud y profundidad de nuestra experiencia individual y que no estaba en situación ni de estructura e interpretar la realidad, ni de dominarla.

Estos artistas se proponían representar la imaginación y fantasía por pulsiones y por el inconsciente, expresar lo irracional, maravilloso y fantástico.

“El surrealismo es un automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral”  Breton.

Bibliografía extraída de "El arte de la modernidad" Sandro Bocola

"El arte contemporáneo" Renato Barili

"Las vanguardias artísticas del siglo XX" Mario de Micheli

Historia del arte moderno y contemporáneo. MAF

Nuñez Cristian